Este libro, que llega en plena conmemoración del 70 aniversario de la liberación del campo de concentración y exterminio de Auschwitz, cuenta las experiencias personales de una víctima más de aquella ignominia casi inefable de la maquinaria nazi: Eva Geiringer.
Una historia más, sí, pero también una diferente, porque se cuenta desde el momento presente y hasta el momento presente. Eva Schloss (nacida Geiringer) empieza su libro partiendo del principio, de aquella época dorada en la que cada día volvía del colegio a una casona decimonónica cercana al palacio de verano de los Habsburgo. Y así continúa contando, siguiendo el orden del tiempo, cómo los acontecimientos externos fueron alterando aquella vida feliz, degradándola, imposibilitándola, cercenándola y lanzándola a una existencia completamente distinta en un mundo absolutamente cambiado donde la necesidad de subsistir la obligó a seguir adelante, casarse, tener hijos (en este caso hijas), nietos y «continuar la cadena».
Como casi todos los supervivientes del holocausto nazi, Eva también calló durante muchos años. Pasó mucho tiempo sin poder hablar del horror que había vivido (ni siquiera con su propia madre, con quien compartió todos los espantos de Auschwitz), hasta que un buen día, sin proponérselo, se dejó llevar, empezó a contar y ya no pudo parar. La casualidad de que la madre de Eva (Elfriede Markowitz) y el padre de Anne Frank (Otto Frank) se casaran poco después de salir del campo de concentración tras haber perdido en él a sus respectivas parejas e hijos (de los cuales solo sobrevivió Eva), situó a Eva en una posición privilegiada para contar desde dentro los entresijos de la publicación del Diario de Anne Frank, y de la preparación de diversas adaptaciones de ese documento histórico al cine o al teatro.
La traducción de este libro me atrapó desde la primera página porque la historia de Eva es estremecedora y quise trasladarla a mi idioma con todas las entrañas que le habría puesto ella misma si supiera castellano. Espero haberme acercado.
Tengo por costumbre leer cada atardecer lo que he traducido durante la jornada anterior, pero con el relato de Eva no pude hacerlo. Me despertaba horrorizada con pesadillas en medio de la noche y ya no conseguía volver a conciliar el sueño. Así que tuve que cambiar el horario de las revisiones a otros momentos del día más alejados de la hora de dormir. Aun así, me siguió costando… Así fue; así lo cuento yo; así lo cuenta Eva.
-Texto de Dulcinea Otero-Piñeiro
– Schloss, Eva: Después de Auschwitz (After Auschwitz), 2015, Editorial Planeta (trad. al castellano de Dulcinea Otero-Piñeiro)